Las acciones solidarias escasean en esta sociedad. Cuando se busca a
yuda, las personas suelen pensar: ¿qué obtendré yo en todo esto? El hombre empieza sacando conclusiones y preguntas en beneficio propio que acaban por olvidar el asunto y mirar hacia otro lado para centrarse solo en sí mismo. Es fácil ser egoísta, solo tienes que preocuparte de tu propia responsabilidad y, con un poco de suerte, incluso tus actos los puedes cargar a la espalda de otra persona. Pero resulta difícil pasar del asunto cuando a la vuelta de la esquina ves a un indigente intentando dormir en un banco de la plaza en pleno invierno sin medios para alimentarse, vestirse o asearse.