Las acciones solidarias escasean en esta sociedad. Cuando se busca ayuda, las personas suelen pensar: ¿qué obtendré yo en todo esto? El hombre empieza sacando conclusiones y preguntas en beneficio propio que acaban por olvidar el asunto y mirar hacia otro lado para centrarse solo en sí mismo. Es fácil ser egoísta, solo tienes que preocuparte de tu propia responsabilidad y, con un poco de suerte, incluso tus actos los puedes cargar a la espalda de otra persona. Pero resulta difícil pasar del asunto cuando a la vuelta de la esquina ves a un indigente intentando dormir en un banco de la plaza en pleno invierno sin medios para alimentarse, vestirse o asearse.
Por eso la asociación solidaria AmeÁfrica colabora
con uno de los principios básicos que a dicha gente no se le puede negar: la alimentación. Ellos asisten al Comedor del Padre Ricardo donde ayudan a las cocineras que, sin cobrar un céntimo, preparan la comida todos los días del año, junto con bocadillos para que a la hora de cenar no sufran hambre estén donde estén.
Allí se presentan a diario unas sesenta personas o más, para poder tomar lo que se les haya preparado durante la mañana. La comida servida siempre es donada; pastelerías, cafeterías o panaderías entregan los alimentos que no se pueden vender ya, pero que son perfectamente comestibles y saludables.
Allí se presentan a diario unas sesenta personas o más, para poder tomar lo que se les haya preparado durante la mañana. La comida servida siempre es donada; pastelerías, cafeterías o panaderías entregan los alimentos que no se pueden vender ya, pero que son perfectamente comestibles y saludables.
Dicho centro es uno de los muchos sitios solidarios que necesita personas que no piensen tanto en sí mismas y colaboren en las acciones humanitarias para la ayuda de otras personas necesitadas. El granito para la montaña lo tienes en tu mano.